un Ranch-Dressing casero, cremoso y con esa mezcla tan americana de lácteo, ajo, cebolla y hierbas que lo convierte en una salsa absolutamente adictiva. Este aliño —porque llamarlo “vinagreta” sería como llamar a un Ferrari “cochecito rojo”— se hace en cuestión de minutos y le dará vidilla hasta a la lechuga iceberg más triste del súper.
Esta receta está adaptada especialmente para Thermomix, aunque si no tienes una, tampoco hace falta montar un drama: con un simple batidor de mano o un vaso alto y una batidora de brazo te apañas. Pero como buen fan del robot más famoso de la cocina doméstica, yo te voy a contar cómo sacarle el máximo partido sin complicarte la vida.
Para unos 250 ml de salsa, que puedes guardar en la nevera durante 3-4 días sin que se ponga rebelde:
4 cucharadas de yogur natural (mejor si es del 10% de materia grasa, porque estamos aquí para disfrutar, no para hacer dieta)
4 cucharadas de mayonesa (la buena, la espesa, no esa light sin alma)
1 cucharada de mostaza suave o media
120 ml de buttermilk (puedes hacerlo en casa con leche y un chorrito de limón si no lo encuentras)
1 cucharada de zumo de limón (mejor ir ajustando al gusto)
1 chalota pequeña
1/2 a 1 diente de ajo, según lo valiente que seas
1 cucharada de cebollino fresco picado en aritos
Sal y pimienta al gusto
Unas hojas de eneldo fresco o perejil si te va el toque herbal
Un poco de vinagre blanco si quieres más acidez
Un pellizco de azúcar si notas que se ha pasado de ácido (no es pecado)
Pela y corta la chalota y el ajo en dos. No hace falta que te esfuerces demasiado, que para eso tenemos un robot que tritura como una bestia.
Introduce en el vaso de la Thermomix la chalota, el ajo, el yogur, la mayonesa, la mostaza, el buttermilk y el zumo de limón. Programa 30 segundos a velocidad 6. Si quieres textura ultrasuave, dale 10 segundos más a velocidad 8.
Prueba y ajusta: más limón si lo quieres más ácido, más ajo si hoy no tienes que besar a nadie.
Añade el cebollino picado y mezcla 5 segundos a velocidad 3, sin triturarlo del todo. Queremos que se note.
Vierte en un bote con tapa y deja reposar en la nevera al menos 30 minutos. Esto no es por capricho, es porque los sabores necesitan conocerse bien antes de brillar.
Este Ranch casero no está diseñado solo para ensaladas. Ni hablar. Está pidiendo a gritos que lo pongas con crudités, lo untes en un wrap de pollo crujiente, lo uses como dip para nuggets o alitas, o lo mezcles con patata cocida y bacon para hacer una ensalada de escándalo. También puedes usarlo como aderezo de hamburguesas. Sí, has leído bien.
Y si eres fan del picante, añade una gotita de Tabasco o un trocito de jalapeño fresco a la mezcla antes de triturar. Aumentarás la intensidad sin perder ese equilibrio glorioso entre cremoso, ácido y aromático que lo define.
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