Y si lo combinamos con tomate natural, un toque de orégano y el poder de tu freidora de aire, el resultado es una tapa que huele a trattoria italiana, sabe a gloria y se prepara en menos de 10 minutos. Ideal para cuando no sabes qué cenar o necesitas un capricho sin complicarte.
Este queso semiduro de origen italiano ha conquistado las cocinas por su textura fundente, su sabor suave y su capacidad de convertirse en protagonista absoluto con muy pocos ingredientes. Aquí lo presentamos con una vuelta de tuerca sencilla pero efectiva: rodajas de tomate fresco y una buena cucharada de salsa de tomate, que aportan jugosidad, acidez y ese punto vegetal que contrasta de maravilla con la cremosidad del provolone.
Provolone con tomate en freidora de aire – airfryer
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🧀 1 queso provolone redondo (unos 150-200 g)
🍅 4 rodajas de tomate natural (maduro, tipo pera o rama)
🍅 3-4 cucharadas de salsa de tomate (puede ser frito, casero o natural triturado)
🌿 Orégano seco (al gusto)
🫒 Aceite de oliva virgen extra (AOVE)
💡 Opcional: pan rústico o focaccia para mojar hasta el final, porque no vas a querer dejar ni una gota.
Coge una cazuela o recipiente apto para freidora de aire (también vale uno de horno si es resistente al calor). Añade una buena capa de salsa de tomate en el fondo. Aquí puedes elegir: si tienes tiempo, una salsa casera con ajo y albahaca siempre sube puntos; si vas con prisa, un buen tomate frito servirá perfectamente.
Pon el queso provolone justo en el centro de la cazuelita, encima de la salsa. Asegúrate de que encaje bien para evitar que se desparrame demasiado al fundirse.
Coloca las rodajas de tomate fresco directamente encima del queso. Aportarán jugosidad, frescor y un extra visual que queda espectacular. Luego, espolvorea orégano seco generosamente. Esto le da ese perfume mediterráneo que transforma el plato.
Riega con un chorrito de AOVE por encima. No te saltes este paso: el aceite realza el sabor y ayuda a que todo se dore un poco más.
Introduce la cazuela en la freidora de aire precalentada a 180 °C y cocina durante 8 minutos. Verás cómo el queso se funde, las rodajas de tomate se asientan sobre él y la superficie queda dorada y burbujeante. 🫠
Sácalo con cuidado (¡aviso: la cazuela quema!) y llévalo directamente a la mesa acompañado de pan crujiente. Puedes decorar con unas hojas de albahaca fresca o más orégano, y si eres valiente, unas escamas de chile.
Es un plato para compartir… pero solo si realmente quieres.
si tienes un provolone en la nevera y 10 minutos libres, esta receta te cambia la noche. Y si no tienes uno, ahora mismo estás deseando ir a por él, ¿a que sí?
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