¿Quién dijo que la freidora de aire era solo para patatas y nuggets? Hoy vamos a romper prejuicios con unas rosquillas de anís que huelen a infancia, pero con el toque moderno de la airfryer. Doradas, crujientes por fuera, tiernas por dentro y sin el baño de aceite típico que nos hace mirar la báscula con rencor.
Porque sí, se puede disfrutar de la repostería tradicional con menos grasa y el mismo sabor. Y no, no necesitas ser maestro repostero: solo un puñado de ingredientes básicos y 20 minutos de tu vida.
Rosquillas de anis con freidora de aire
🥚 2 huevos
🍬 200 g de azúcar
🥛 250 ml de leche
🌻 100 ml de aceite (girasol o oliva suave)
🍸 60 ml de anís
🍋 Ralladura de 1 limón
🌾 750 g de harina aprox. (la que admita)
🧂 1 pizca de sal
🧁 1 sobre de levadura química (16 g)
➕ Azúcar para rebozar
En un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté clara y espumosa. Esto le dará aire a la masa y, por tanto, rosquillas más esponjosas.
Añade la sal, aceite, leche, anís y la ralladura de limón. Mezcla bien para que todo huela a gloria.
Tamiza la mitad de la harina con la levadura y añádela a la mezcla. Luego, sigue incorporando harina poco a poco hasta conseguir una masa blanda que puedas trabajar sin que se te pegue demasiado a las manos.
Cubre la masa con un paño y deja reposar 10 minutos. Sí, solo 10: lo justo para que coja cuerpo.
Con las manos ligeramente enharinadas, haz porciones del tamaño de una nuez, forma cilindros y une las puntas. Aquí puedes sacar tu vena artística (o hacer churros raros, que también vale).
Precalienta a 180 °C durante 5 minutos.
Coloca las rosquillas en la cesta sobre papel vegetal, sin que se den codazos.
Píntalas con aceite en spray para que se doren.
Cocina 8–10 min a 180 °C, dándoles la vuelta a mitad de tiempo.
Cuando salgan calientes, rebózalas en azúcar y prepárate para la gloria.
✅ Tip PRO: Para un toque más crujiente, pulveriza un poco más de aceite y dales 2 minutos extra a 200 °C.
Menos grasa, menos olores, menos drama y un resultado que engancha. Y sí, la airfryer ha llegado para reconciliarnos con las recetas de toda la vida sin que la cocina parezca una freiduría.
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