Hay placeres sencillos que merecen más fama. Uno de ellos es el helado vegano de leche de avena, una receta que está pidiendo a gritos ser la protagonista de tus tardes de antojo dulce. Porque sí, hay vida (y mucha cremosidad) más allá del helado de leche de vaca, y no necesitas ni máquina heladera ni habilidades de repostero con estrellas Michelin. Solo tu Thermomix, un poco de paciencia con el congelador, y ganas de disfrutar.
El uso de leche de avena como base lo cambia todo: aporta una textura suave, un dulzor natural y, además, convierte esta receta en una opción perfecta para intolerantes a la lactosa, veganos o simplemente para los curiosos culinarios que quieren variar sin renunciar al sabor. Y por si fuera poco, es tan fácil que casi se prepara sola.
500 ml de leche de avena (mejor si es casera o sin azúcares añadidos)
80 ml de sirope de agave (puedes ajustar la cantidad al gusto)
1 cucharadita de extracto de vainilla
Opcional: chispas de chocolate vegano, frutas liofilizadas o toppings al gusto
Introduce todos los ingredientes en el vaso de tu Thermomix: la leche de avena, el sirope de agave y el extracto de vainilla.
Programa 1 minuto / velocidad 5. Si quieres un extra de aireado (para una textura más tipo helado soft), puedes añadir 30 segundos a velocidad 6 al final.
Vierte la mezcla en un molde tipo plum cake o recipiente metálico plano. Cuanto más amplio, más rápido congelará.
Guarda en el congelador y remueve con una espátula cada 2 horas durante las primeras 6 horas. Esto evitará que se formen cristales de hielo y permitirá una textura cremosa sin necesidad de heladera.
Antes de servir, deja reposar unos minutos a temperatura ambiente para que recupere esa suavidad irresistible.
Este helado es una base ideal para tunear como quieras. ¿Ideas? Ahí van unas cuantas:
Para los golosos empedernidos: añade chips de chocolate vegano o una cucharada de crema de cacahuete cuando vayas a mezclar los ingredientes en la Thermomix.
Para los más frutales: mezcla unos arándanos frescos o congelados justo antes del primer removido en el congelador. El contraste entre el dulzor de la base y el punto ácido de la fruta es 🔝.
Para los puristas del sabor natural: cambia la vainilla por canela, cardamomo o incluso una pizca de sal y aceite de oliva virgen extra para un toque gourmet.
Para convertirlo en un postre de fiesta: sírvelo en copas con toppings bonitos: granola crujiente, coco rallado, nueces caramelizadas o incluso un chorrito de café frío.
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