Pero aquí estamos: la freidora de aire, ese electrodoméstico que parecía un hype pasajero, se ha ganado un hueco fijo en muchas cocinas. ¿Por qué? Porque ahorra tiempo, energía y aceite. Y sobre todo, porque bien usada, puede darte resultados bastante espectaculares.
Tras más de dos años de uso casi diario y alguna que otra frustración con croquetas más pálidas que un vampiro en agosto, puedo decirlo alto y claro: hay cosas que me habría encantado saber al principio.
Antes de seguir… ¡Te invitamos a nuestras redes sociales para que no te pierdas ninguna receta para tu freidora de aire!
Si eres novato, estás valorando comprarte una o ya la tienes criando polvo en un armario, esto te interesa. Aquí van los trucos, errores y consejos definitivos para que exprimas tu airfryer como se merece.
Antes de lanzarte a preparar tus primeras recetas (spoiler: no empieces con algo complejo), asegúrate de tener estos básicos a mano. Y no, no hablamos solo de comida:
Aceite de oliva virgen extra (sí, se usa, aunque en microdosis)
Pulverizador de aceite o pincel de silicona
Papel vegetal perforado (evita que se pegue la comida sin fastidiar la circulación del aire)
Rejilla metálica compatible con tu modelo (para cocinar a dos alturas)
Cepillo suave o esponja no abrasiva (para limpiar sin cargarte el revestimiento)
Paciencia, sentido común y un poco de curiosidad
Las llaman freidoras sin aceite, pero eso es una verdad a medias. En realidad, lo ideal es usar unas gotas de aceite bien repartidas, sobre todo en alimentos sin grasa (verduras, pechuga de pollo, pescados magros). Pulveriza o pinta con mimo: más vale poco y bien distribuido que mucho en un solo sitio. Las alitas y el salmón, por su parte, ya vienen con “autolubricación”, así que déjalos soltar su juguito natural.
Aquí viene el quid de la cuestión. El objetivo de la airfryer no es freír, sino asar imitando la fritura. Para lograrlo necesitas:
Buena potencia (mínimo 1500 W, mejor si son 1700 o más)
No saturar el cestillo (si apilas, agita)
Cocinar con temperatura alta solo el tiempo justo (el exceso seca)
Para empanados como croquetas, el pulverizador es obligatorio si no quieres que parezcan piedras de pan rallado crudo.
Salvo que tengas un modelo de esos que remueven solos (caros y poco frecuentes), vas a tener que agitar el contenido a mitad de cocción. Si haces patatas, revuelve. Si haces nuggets, revuelve. Si haces tofu, revuelve. No es opcional. Un lado dorado y otro blando no es sexy.
Error de principiante: seguir al pie de la letra los tiempos del horno. Las airfryers tienen menos volumen y calientan antes, por lo que hay que reducir tanto temperatura como minutos. Como referencia: si algo necesita 20 minutos en horno a 200 °C, prueba con 14-15 en la airfryer. Luego ajustas según resultados.
Aquí hay polémica: ¿usar moldes o no? Pues depende. Si son de silicona sin bordes altos, pueden funcionar. Pero lo mejor es usar rejillas y papel vegetal perforado. Así no bloqueas el aire caliente y tu comida se cocina más uniforme y crujiente. Adiós a las bases de papel encerado cerradas: son el enemigo número uno del buen dorado.
Uno de mis descubrimientos favoritos: descongelar pan o bollos en la freidora. Resultado: crujiente por fuera, esponjoso por dentro. Mejor que el microondas, que los deja como una goma de borrar vieja.
La airfryer es ideal para recalentar sobras: pizza, empanadillas, costillas… Quedan como recién hechas. Solo vigila los tiempos y temperaturas: 160 °C, 3-5 minutos suelen bastar.
Sí, puedes hacer bizcochos, galletas e incluso torrijas. Solo cuida los moldes (mejor silicona baja) y reduce un poco las temperaturas respecto al horno.
¿Has visto el truco ese de meter agua con lavavajillas y encender la freidora? No lo hagas. Aunque parezca práctico, puede dañar resistencias y producir vapores nada recomendables. Mejor limpia el cestillo como si fuera una sartén normal y, si tienes lavavajillas, elige un modelo compatible.
NOTA: RECETAS INTERESANTES PARA ESTE NUEVO AÑO... Seguro que también os interesan estas recetas