Rollitos de canela, o como los llaman en casa los escandinavos: kanelbullar. Esos bollitos perfumados con especias, azúcar moreno y mantequilla que te hacen olvidar el mundo al primer bocado. Pero en esta versión no vas a necesitar horno, ni bandejas, ni rezar a los dioses del gluten: aquí entra en escena nuestra amiga, la freidora de aire.
Con una masa tierna, un relleno fundente de azúcar mascabado, canela y vainilla, y un dorado de pastelería profesional sin horno convencional, estos rollos se convierten en el desayuno o merienda perfecta. Aviso: huelen tan bien mientras se cocinan que vas a tener que esconderlos si no quieres compartir.
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🌾 280 g de harina de trigo tipo 550
🧴 ½ paquete de levadura seca
🧂 1 pizca de sal
🍚 30 g de azúcar blanco
🥛 100 ml de leche tibia
🧈 30 g de mantequilla ablandada
🥚 1 huevo M
🍯 80 g de azúcar mascabado
🍂 1 cucharada de canela molida
🍦 1 cucharadita de extracto de vainilla
🧈 40 g de mantequilla ablandada
En un bol grande, mezcla la harina, levadura seca, sal y azúcar. Añade la leche tibia, la mantequilla y el huevo. Amasa todo durante unos 8-10 minutos hasta lograr una masa suave y algo pegajosa.
Tapa el bol con un paño y deja que la masa repose en un lugar cálido durante unos 45 minutos. No la molestes, está creando magia.
En otro bol, mezcla el azúcar mascabado, la canela, la vainilla y la mantequilla ablandada hasta obtener una pasta marrón y aromática que dan ganas de comerse a cucharadas. (Pero no, aún no).
Enharina ligeramente la encimera y estira la masa con un rodillo formando un rectángulo de 25 x 30 cm. Unta toda la superficie con el relleno dejando un borde limpio de 1 cm.
Enrolla la masa sobre sí misma por el lado largo como si hicieras sushi. Corta 7 caracoles iguales con un cuchillo afilado.
Coloca los rollos en un molde con papel de hornear (o bien en moldes individuales de silicona si tienes). Mételos en la freidora de aire precalentada a 180 °C durante 8-10 minutos. Deja espacio entre ellos: crecerán como egos en una tertulia televisiva.
Sácalos cuando estén dorados y deja enfriar unos minutos. Disfrútalos tibios para que la mantequilla y el azúcar estén en su punto de “caramelo de abrazo”.
Agrega pasas, nueces picadas o incluso un toque de ralladura de naranja al relleno para darle tu sello personal.
Si te va el dulce extremo, mezcla 50 g de queso crema con azúcar glas y un poco de leche para hacer un glaseado tipo americano. Unta los rollos aún tibios.
Para versión vegana: sustituye el huevo por compota de manzana y usa leche y mantequilla vegetal. Quedan igual de buenos (lo juro por mis papilas).
Con estos rollitos de canela en freidora de aire, no solo vas a conquistar desayunos: vas a declarar la guerra al horno convencional. Crujientes por fuera, tiernos por dentro, y tan fáciles que parecerá magia. No digas que no te avisé
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