Si todavía crees que cocinar sano es sinónimo de platos sosos y tristes, es que no has probado esta receta de pollo con verduras en freidora de aire. No solo es ligera, sabrosa y crujiente, sino que además está lista en menos tiempo del que tardas en hacer scroll por Instagram. Y no, no necesitas ser un chef de estrella Michelin para conseguirlo.
La magia está en la combinación de ingredientes frescos, una pizca de especias con flow, y, por supuesto, la airfryer: ese pequeño electrodoméstico que ya debería tener un altar en tu cocina. Con ella, el pollo queda jugoso por dentro, crujiente por fuera, y las verduras alcanzan ese punto glorioso entre al dente y caramelizado sin ahogarlas en aceite. Y todo esto sin ensuciar media cocina. Gracias, tecnología.
Aquí va lo que necesitas para convertirte en el nuevo gurú del batch cooking saludable.
🐔 500 g de pechuga de pollo
🥦 80 g de brócoli
🌶️ 1 pimiento rojo
🥒 1 calabacín
🧅 1 cebolla
🧄 3 dientes de ajo
🫒 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
🌿 1 cucharada de hierbas secas (tipo provenzal, tomillo, orégano… lo que tengas a mano)
🌶️ 1 cucharada de pimentón dulce o ahumado
🧂 Sal y pimienta al gusto
Consejo pro: Si te gusta el picante, añade un pellizco de cayena molida o unas gotas de sriracha.
Lava bien las pechugas de pollo y sécalas con papel de cocina. Luego, córtalas en trozos de bocado. Esto no es sushi, no necesitas precisión milimétrica, pero sí que todos tengan más o menos el mismo tamaño para que se cocinen parejo.
Lava el brócoli, el pimiento y el calabacín. Corta el brócoli en ramilletes pequeños, el pimiento en tiras (tras quitarle las semillas, claro) y el calabacín en dados. Pela la cebolla y los ajos; corta la primera en aros y los segundos en láminas finas.
Mete el pollo y todas las verduras en un bol grande. Añade las especias, el aceite, sal y pimienta. Mézclalo todo bien. Usa las manos si hace falta, que no pasa nada por mancharse un poco: cocinar también es tocar.
Coloca la mezcla en la cesta de la freidora de aire. Asegúrate de que esté más o menos repartido, sin amontonar en exceso (esto es clave para que todo se cocine bien).
Cocina a 200 ºC durante 5 minutos.
Abre, agita la cesta con estilo y vuelve a cocinar 5 minutos más.
Listo. Eso es todo. Te sorprenderá el olor, el color y sobre todo lo bien que se lo pasa tu paladar con tan poco esfuerzo.
Este plato funciona solo, acompañado o tuneado. Puedes:
Servirlo con un cuscús rápido, arroz basmati o quinoa.
Añadirle un chorrito de yogur con limón y menta como salsa.
Usarlo como relleno para un wrap con tortilla de trigo y hummus.
Guardarlo en un táper y llevarlo a la oficina (te odiarán un poco por el olor, pero merecerá la pena).
Además, si no te gusta alguna verdura o te falta algo en la nevera, cámbialo sin miedo: berenjena, zanahoria, espárragos, champiñones… todo cabe aquí.
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