Hay placeres que no se explican, se saborean. Uno de ellos es romper la corteza dorada de un camembert rebozado y fundente que ha pasado unos minutos mágicos en la freidora de aire. Lo sacas, lo partes con el tenedor, y ese corazón lácteo empieza a derretirse como tus ganas de comerlo. Y si lo acompañas con una cucharada de mermelada de arándanos, ya te puedes olvidar de todo lo demás: este plato te ha conquistado.
Esta receta es rápida, fácil y absolutamente irresistible. Además, tiene ese punto que a todos nos encanta: parecer un plato digno de bistrot francés, pero hecho en tu cocina, sin manchar medio horno ni freír nada en aceite.
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🧀 2 camemberts pequeños (individuales, de unos 125 g cada uno)
🥚 1 huevo
🌾 1 cucharadita de harina
🍞 50 g de pan rallado (panko si te va el rollo crujiente extremo)
En un plato hondo bate el huevo. En otros dos, coloca por separado la harina y el pan rallado. Si quieres un extra de sabor, puedes añadir una pizca de ajo en polvo o hierbas secas al pan rallado.
Pasa cada camembert primero por harina, luego por huevo y finalmente por pan rallado. Repite el proceso entero otra vez (sí, otra vuelta completa) para que la cobertura quede gruesa y mega crujiente. Confía en mí.
Precalienta tu freidora de aire a 180 °C. Coloca los camemberts en la cesta con cuidado y cocina de 8 a 10 minutos. Vigílalos al final: deben quedar dorados por fuera y blanditos por dentro.
Sácalos con una espátula para evitar que se rompan y sírvelos inmediatamente, acompañados de una salsa de arándanos casera o mermelada buena. También puedes ponerlos sobre una cama de rúcula o servirlos con pan crujiente para mojar.
Mermelada de frutos rojos: arándanos, frambuesas o incluso cereza, con un toque ácido que corta la untuosidad del queso.
Pan de centeno o tostadas rústicas.
Ensalada fresca de manzana y nueces si quieres equilibrar el plato.
Un vino blanco seco o una sidra bien fría para redondear la experiencia.
Y si quieres convertirlo en plato principal, añade unas patatas gajo hechas también en la airfryer y ya lo tienes: un festín digno de un día especial… o de un martes cualquiera.
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